Charlie Gard con sus padres Connie Yates, Chris Gard y el reverendo Patrick Mahoney (Facebook)
Charlie Gard con sus padres Connie Yates, Chris Gard y el reverendo Patrick Mahoney (Facebook)

El juez que entiende en la causa que despertó el interés del presidente Donald Trump y del papa Francisco, abrió hoy una ventana de esperanza a la familia de Charlie Gard al anunciar que esperará que aporten «nueva o drástica» evidencia que pudiera cambiar su parecer de desconectar al pequeño de la máquina que lo mantiene con vida.

Nicholas Francis, el magistrado, encabezó hoy una nueva audiencia de la que participaron Connie Yates y Chris Gard -los padres de Charlie- y su equipo de abogados. Durante la sesión, el juez reiteró su decisión de interrumpir el tratamiento que se le da al bebé y permitir que muera. «Hice mi trabajo y lo continuaré haciendo. No hay una persona viva que no quiera salvar a Charlie«, dijo Francis.

Y continuó: «Ustedes deberán persuadirme que algo nuevo o drástico ha cambiado«. Con esta frase, el equipo legal de la familia Gard intentará aportar las pruebas necesarias para revertir la posición del juez e intentar trasladar a Charlie a una clínica de Estados Unidos donde podrán darle un nuevo y experimental tratamiento.

Grant Armstrong, abogado de los Gard, indicó que siete testimonios de médicos de Europa han indicado que una droga norteamericana conducirían a «drásticas mejoras clínicas«. Connie y Chris, los padres del pequeño, quieren que la Corte Suprema les dé dos o tres meses de gracia para conseguir el nuevo tratamiento experimental.

«No sé cómo será nuestra vida si lo perdemos. Estuvimos muy cerca de perderlo dos veces. Sólo espero otro milagro y que tenga la oportunidad de vivir«, dijo la madre luego de la audiencia según consignó el diario Daily Mail.

El caso de Charlie llegó hasta el Vaticano. El papa Francisco ofreció su ayuda y el traslado del pequeño hasta Roma donde sería atendido por especialistas. Lo mismo generó en Donald Trump, quien también se mostró dispuesto a hospitalizar al niño en un centro de salud de los Estados Unidos.

El síndrome de depleción del ADN mitocondrial es una condición genética, que, según reportes, solo ha afectado a 16 personas en el mundo y «priva de la energía necesaria para vivir». Por ahora, no existe una cura y el tratamiento solo se aplica para aliviar los síntomas.

Infobae