Con tan solo 10 años, Marilyn vos Savant sorprendió al mundo al alcanzar un coeficiente intelectual de 228 puntos, superando ampliamente el promedio humano. Este logro no solo la distinguió como un genio infantil, sino que le valió un lugar en el Libro Guinness de los Récords como la persona con el IQ más alto registrado.

De prodigio a referente mundial

A lo largo de su vida, Marilyn ha sabido aprovechar su extraordinaria capacidad mental. Hoy, a sus 76 años, es reconocida como matemática, escritora y conferencista. Su trabajo ha sido clave para resolver problemas complejos y motivar a millones de personas a pensar de manera crítica y creativa.

Un legado que inspira

Más allá de sus números impresionantes, la historia de Marilyn plantea una pregunta fascinante: ¿Qué tan lejos puede llegar la mente humana? Su vida no solo ha sido un ejemplo de talento innato, sino también de dedicación y propósito.

En 1989 -varios años después de haber registrado el coeficiente más alto del mundo- Marilyn vos Savant estaba a cargo de la columna televisiva Pregúntale a Marilyn, segmento en el que resolvía acertijos y contestaba preguntas relacionadas al mundo de las matemáticas.

En aquella oportunidad, le consultaron qué respondería en el acertijo del automóvil, que consiste en adivinar detrás de qué puerta están las llaves del auto que se sortea como premio.

Su respuesta -basada en otra lógica- descolocó a todos los matemáticos del momento. Ante la consulta de qué puerta era la correcta, Marilyn respondió: «La primera puerta tiene un tercio de posibilidades de ganar, pero la segunda puerta tiene dos tercios de posibilidades».

Siguiendo con la misma lógica, resolvió: «Esta es una buena manera de visualizar lo que sucedió. Supongamos que hay un millón de puertas y eliges la puerta número 1. Luego, el anfitrión -que sabe lo que hay detrás de las puertas y siempre evitará la que tiene el premio- las abre todas excepto la puerta #777.777. Cambiás la puerta rápido, ¿no?».

Ante el desconcierto, sus colegas -en su mayoría hombres- se indignaron y hasta le escribieron cartas para decirle que estaba equivocada. Sin embargo, para sorpresa de todos ellos, Marilyn estaba en lo cierto.

Aunque algunos de ellos se disculparon -incluso públicamente- lo cierto es que durante años insistieron con que la matemática estaba errada y «debía pedir perdón y tener más cuidado».