La disputa comercial entre Estados Unidos y China ha alcanzado un nuevo nivel de tensión. El gobierno chino anunció que aplicará un arancel adicional del 34% a productos estadounidenses que ingresen a su territorio, como respuesta directa a las políticas proteccionistas impulsadas por Washington. Además, endurecerá las restricciones sobre las exportaciones de tierras raras, materiales fundamentales para sectores tecnológicos y de defensa.

Como parte de estas medidas, un grupo de 16 empresas estadounidenses también será sometido a estrictos controles de exportación por parte del régimen de Xi Jinping. Estas decisiones entrarán en vigor el próximo 10 de abril, y ya han comenzado a generar estragos a escala global.

Las principales bolsas de Europa abrieron en rojo: Milán se desplomó un 7,35%, Madrid un 6,04%, mientras que Fráncfort, París y Londres reportaron caídas de entre 4% y 5%. El sector bancario figura entre los más golpeados, con pérdidas superiores al 10% en algunas entidades.

En Asia, el índice Nikkei 225 de Japón retrocedió 2,75%, y la KOSPI 200 de Corea del Sur cayó un 1,28%, reflejando la incertidumbre del panorama económico mundial.

Por si fuera poco, el precio del petróleo también sufrió un fuerte revés. El crudo WTI cayó un 5,23%, situándose en USD 63,45 por barril, mientras que el Brent se desplomó un 4,99%, cerrando en USD 66,64.

En Wall Street, los contratos a futuro del S&P 500, Dow Jones y Nasdaq experimentaron caídas superiores al 3% en la previa de la apertura, aunque posteriormente moderaron sus pérdidas alrededor del 2,5%. El índice Russell 2000, que agrupa acciones de pequeñas y medianas empresas, bajó un 4,30%.

Los analistas advierten que este nuevo episodio en la guerra comercial podría tener consecuencias de largo alcance para la economía global, con efectos colaterales en múltiples sectores.