El embalse de la hidroeléctrica Mazar ha llegado a niveles alarmantes, lo que ha forzado a extender los cortes de luz en todo el país. El 9 de octubre de 2024, los ciudadanos se sorprendieron al enterarse de que los apagones ahora durarán más tiempo. Aunque esta decisión fue inesperada para muchos, los expertos ya habían advertido sobre la preocupante disminución del nivel del embalse, lo cual afecta directamente la producción de energía.

Impacto en la Producción Energética

La central hidroeléctrica Mazar, situada entre las provincias de Cañar y Azuay, necesita al menos 20 días de lluvias continuas para recuperar su capacidad operativa óptima. Desde su puesta en marcha hace casi 13 años, Mazar ha mantenido una capacidad de 170 megavatios (MW) y es la primera de las tres hidroeléctricas que componen el Complejo Hidroeléctrico Paute, que genera en total 1.757 MW, incluyendo las centrales Molino y Sopladora.

Interconexión de Infraestructuras

Jorge Maldonado, director de la Maestría en Conversión de Energía y Sostenibilidad de la Universidad Nacional de Loja, señala que estas instalaciones están interconectadas: el agua de Mazar fluye hacia las siguientes centrales, donde se utiliza nuevamente para producir electricidad. “Cuando el nivel del embalse de Mazar baja, no solo se compromete su operación, sino también la de las otras dos centrales que dependen de su caudal”, explica Maldonado. La sequía afecta igualmente a todas las infraestructuras debido a su ubicación geográfica.

Urgente Necesidad de Lluvias

Este escenario resalta la urgente necesidad de condiciones climáticas favorables para evitar un colapso total en el suministro eléctrico de las zonas afectadas.