En Ecuador, más de 30.000 personas nacionales y extranjeras son acogidas en albergues de Quito, que llegan a buscar mejores oportunidades de vida en la ciudad, sin embargo, debido a la alta cantidad de personas, estos espacios se han visto limitados en ofrecer alimentos y servicios de acogida para muchas familias.

La Casa del Hermano, perteneciente al Patronato San José, cuenta con ayuda municipal y donaciones voluntarias para brindar los servicios necesarios a las familias, en alojamiento temporal, asistencia psicosocial, intervención en crisis y alimentación tres veces al día, pero debido a que no cuentan con habitaciones disponibles, envían a otros albergues a familias que llegan a pedir de su ayuda.

Por su parte, el Albergue San Juan de Dios, se maneja de forma distinta. Tiene dos tipos de usuarios. ‘Los permanentes’, que son 36 usuarios internos con discapacidad y que viven dentro de las instalaciones y el grupo ‘Usuarios externos’, que reciben a personas de todos los grupos vulnerables. Pero actualmente se encuentra sin cupos.

Ante estas circunstancias, los albergues se vuelven indispensables, porque brindan espacios seguros y los recursos necesarios para sobrevivir por un tiempo, hasta que sus ‘huéspedes’ mejoren su situación. Sobre todo cuando no cuentan con familiares o personas conocidas en el país.