BEIJING (AP) — Beibei duerme junto a miles de extraños en filas de catres en un centro de exposiciones de techo alto. Las luces permanecen encendidas toda la noche y la vendedora de bienes raíces de 30 años aún no ha encontrado una ducha caliente.

A Beibei y su esposo se les ordenó ingresar al enorme Centro Nacional de Exposiciones y Convenciones en Shanghai el martes pasado después de pasar 10 días aislados en casa luego de una prueba positiva. Su hija de 2 años, que resultó negativa, fue con su abuelo, mientras que su niñera también entró en cuarentena.

El centro de convenciones, con 50.000 camas, se encuentra entre más de 100 instalaciones de cuarentena instaladas en Shanghái para personas como Beibei que dan positivo pero no tienen síntomas. Es parte de los esfuerzos oficiales para contener el mayor brote de coronavirus de China desde que comenzó la pandemia de dos años.

Los residentes “no muestran síntomas evidentes”, dijo Beibei, quien pidió ser identificada solo por su nombre de pila, a The Associated Press en una entrevista por videoteléfono.

“Hay gente tosiendo”, dijo. “Pero no tengo idea si tienen laringitis u omicron”.

El cierre de Shanghái, que confinó a la mayoría de sus 25 millones de habitantes en sus hogares, está poniendo a prueba la paciencia de las personas que están cada vez más hartas de la política de «COVID cero» de China que apunta a aislar todos los casos.

“Al principio, la gente estaba asustada y aterrorizada”, dijo Beibei. “Pero con la publicación de las cifras diarias, la gente ha comenzado a aceptar que este virus en particular no es tan horrible”.

A Beibei le dijeron que debía ser liberada el lunes después de dos pruebas negativas mientras estaba en el centro de convenciones.

La mayor parte de Shanghái cerró sus puertas a partir del 28 de marzo. Eso provocó quejas sobre la escasez de alimentos y las crecientes pérdidas económicas.

Cualquier persona que dé positivo pero muestre pocos o ningún síntoma debe pasar una semana en un centro de cuarentena. Beibei dijo que tenía la nariz tapada y perdió brevemente parte de sus sentidos del gusto y el olfato, pero esos síntomas desaparecieron en unos pocos días.

El lunes, el gobierno reportó 23.460 casos nuevos en China continental, de los cuales solo 2.742 tenían síntomas. Shanghai representó el 95% del total, o 22.251 casos, incluidos 2.420 con síntomas.

La ciudad ha reportado más de 300.000 casos desde finales de marzo. Shanghai comenzó a aliviar las restricciones la semana pasada, aunque un funcionario de salud advirtió que la ciudad no tenía el brote bajo control.

En el centro de convenciones, los residentes son revisados ​​dos veces al día para detectar fiebre y se les pide que registren la información de salud en sus teléfonos móviles, según Beibei.

La mayoría pasa el tiempo leyendo, bailando, tomando clases en línea o viendo videos en teléfonos móviles.

El centro de exposiciones de 420.000 metros cuadrados (4,6 millones de pies cuadrados) es mejor conocido como el sitio del salón del automóvil más grande del mundo. Otros sitios de cuarentena incluyen edificios prefabricados temporales.

Los residentes de otras instalaciones se han quejado de techos con goteras, suministros de alimentos inadecuados y retrasos en el tratamiento de problemas médicos.

“No hemos encontrado un lugar con una ducha de agua caliente”, dijo Beibei. “Las luces están encendidas toda la noche y es difícil conciliar el sueño”.

Un video obtenido por AP mostró camas y pisos mojados debido a un techo con goteras en una instalación diferente en un edificio prefabricado.

“Los baños no están muy limpios” en el NECC, dijo Beibei. “Tanta gente los usa, y los voluntarios o los limpiadores no pueden seguir el ritmo”.