Un apagón masivo afectó este martes a más de 20.000 hogares en la ciudad neerlandesa de Enschede, tras una explosión en una subestación eléctrica ubicada en el norte de la localidad. La operadora Enexis confirmó el incidente ocurrido a las 11:02 (hora local), que dejó sin electricidad a 20.597 usuarios. Un técnico resultó herido y fue trasladado al hospital. Comercios cerrados, semáforos apagados y residentes atrapados en ascensores evidencian la magnitud del corte.

Este nuevo fallo se registró un día después del colapso eléctrico que dejó sin servicio a millones en España, Portugal y parte del sur de Francia, aumentando la preocupación sobre la fragilidad del sistema energético europeo. En ese contexto, el Gobierno portugués fue enfático: señala a España como origen del fallo, y por ello ha suspendido el intercambio eléctrico entre ambos países “por prudencia”.

El primer ministro luso, Luís Montenegro, anunció que solicitarán una auditoría independiente a la Comisión Europea y exigió a España un informe detallado en un plazo de tres meses. Aunque la conexión entre ambos países ya fue restablecida, el intercambio comercial de energía permanece bloqueado. Portugal considera que el colapso pudo estar relacionado con un exceso de energía renovable, aunque descarta un ciberataque.

Según la normativa de la Unión Europea, si se clasifica como incidente grave, deberá realizarse una investigación técnica a profundidad. Casos anteriores, incluso de menor escala, fueron catalogados con el nivel más alto de severidad. Mientras tanto, el 98% de los servicios de telecomunicaciones ya han sido recuperados en territorio portugués, aunque aún hay sectores con fallas.

Tanto el apagón en Enschede como el colapso en la Península Ibérica evidencian una tensión creciente en la red eléctrica europea, en medio del debate sobre la dependencia de energías renovables y la necesidad de reforzar la estabilidad de los sistemas interconectados.