Una de las fugas carcelarias más alarmantes de Estados Unidos ha dejado en evidencia las graves fallas estructurales del sistema penitenciario de Nueva Orleans. Diez internos escaparon del Centro de Justicia de Orleans la noche del viernes, aprovechando un agujero oculto detrás de un inodoro. Hasta el momento, solo tres han sido recapturados.

Las autoridades, encabezadas por el FBI, confirmaron que siete reclusos permanecen prófugos, muchos de ellos acusados de crímenes violentos, incluyendo asesinato, violencia doméstica y asalto agravado. La edad de los fugitivos va desde los 19 hasta los 42 años.

El escape no fue detectado sino siete horas después, durante el conteo matutino. En ese lapso, los reos escalaron una valla y cruzaron una interestatal, según muestran las imágenes de vigilancia. Algunos de ellos usaron mantas para protegerse del alambre de púas. En la celda, junto al hueco por donde escaparon, dejaron un mensaje burlesco: “Too easy LOL” (Demasiado fácil, risas).

La sheriff Susan Hutson reconoció que las cerraduras defectuosas jugaron un papel clave en el escape y no descartó la posible complicidad interna. “Es casi imposible que alguien se escape sin ayuda desde dentro”, declaró, reiterando sus pedidos previos de recursos para renovar la infraestructura de la cárcel, donde hay alrededor de 1.400 detenidos.

La recompensa por información que lleve a la captura de los prófugos se ha duplicado. El FBI ahora ofrece 10.000 dólares por cada uno, sumándose a otros incentivos de agencias como ATF y Crimestoppers. El gobernador Jeff Landry calificó la fuga como “inaceptable” y anunció una auditoría urgente al centro penitenciario.

“Esta podría ser la mayor fuga registrada en el estado y no debió haber ocurrido nunca”, afirmó Landry, quien culpó al sistema de justicia “lento y mal gestionado” por permitir este tipo de vulnerabilidades. A pesar de la presión mediática, las autoridades no han confirmado si hubo participación directa de funcionarios penitenciarios en el escape.