La derrota de la Revolución Ciudadana en las elecciones presidenciales de 2025 no solo confirmó la pérdida del poder, sino también dejó al descubierto profundas fracturas internas, acusaciones de traición y un liderazgo cada vez más aislado.

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Tercera derrota consecutiva y un líder en el exilio

Con esta elección, el correísmo acumula su tercera derrota presidencial consecutiva: en 2021 contra Guillermo Lasso y dos contra Daniel Noboa. Aunque Luisa González y Rafael Correa se niegan a aceptar los resultados de la reciente contienda electoral, otros dirigentes del movimiento sí han reconocido el revés, marcando una creciente división interna.

Rafael Correa, desde el exilio en Bélgica y sin posibilidad de regresar al país por causas judiciales, sigue intentando liderar la organización a distancia. Sin embargo, su discurso de fraude y deslegitimación de las autoridades electorales ya no tiene el eco de años anteriores.

Una izquierda sin renovación ni cohesión

Expertos advierten que la Revolución Ciudadana atraviesa un desgaste político evidente. No ha surgido una figura nueva que logre liderar sin la sombra de Correa, y el movimiento parece estancado en un estilo confrontativo que pierde conexión con el electorado más joven.

Según La Tercera, incluso sectores cercanos al correísmo reconocen que no existe una estrategia clara hacia el futuro, ni se vislumbra una reorganización real ante el nuevo escenario político.

Internas tensas y mensajes cruzados

Mientras González habla de traición y defiende los principios del movimiento, otros líderes ya se han desmarcado del discurso oficialista y piden reconstrucción. La falta de cohesión y el desacuerdo público sobre cómo actuar tras la derrota revelan una crisis más profunda de la que el movimiento ha querido mostrar.