A pocos días del inicio del cónclave en Roma, la presencia del cardenal peruano Juan Luis Cipriani, sancionado previamente por un caso de abuso sexual, ha generado una fuerte ola de indignación dentro y fuera del Vaticano. El escándalo ha reactivado el debate sobre el encubrimiento en la Iglesia y ha provocado una respuesta directa de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores.

Dicho organismo, creado por el Papa Francisco en 2014, emitió un pronunciamiento contundente exigiendo el fin de la impunidad y la implementación de medidas claras para proteger a las víctimas. Además, llamó a los cardenales a actuar con transparencia y valentía en la elección del nuevo Papa, priorizando la justicia sobre la reputación institucional.

Cipriani, aunque no tiene derecho a voto por su edad, ha estado presente en las congregaciones previas al cónclave. Esto ha sido duramente criticado por víctimas y líderes religiosos, quienes ven su participación como una burla a las sanciones impuestas por el propio Vaticano. La Santa Sede, por ahora, ha evitado pronunciarse sobre si tomará medidas al respecto.

La víctima denunciante, que permanece en el anonimato, calificó la situación como “indignante” y señaló que la Iglesia está permitiendo que se ignore una sanción formal. Ante esto, la Comisión Vaticana insistió en que la credibilidad de la Iglesia depende de su capacidad de actuar con justicia y coherencia, y pidió que el proceso de elección papal marque un verdadero compromiso con los más vulnerables.